Los huesos son las partes duras que forman el esqueleto. Duros y blandos a la vez, están formados por una estructura de células vivas, nervios y vasos sanguíneos. Una cubierta resistente, el periostío, cubre la parte exterior de hueso compacto, y ambos envuelven la masa esponjosa del hueso, caracterizada por sus innumerables poros. Capaces de resistir presiones de hasta 500 kg, los huesos pueden regenerarse al sufrir una fractura. El endurecimiento de los huesos culmina hacia los 18 años. Es un proceso que va desde la mayoritaria presencia de cartílago en los huesos del bebé a la construcción del hueso continuo en el individuo adulto. El calcio y el fósforo aportan al hueso fortaleza y rigidez, y el colágeno, flexibilidad y elasticidad. Esta infografía de la colección Ábaco forma parte de la serie Cuerpo humano, que incluye también las tituladas originalmente: Esqueleto, Cráneo y cara, Eje corporal y Articulaciones.